sábado, 29 de octubre de 2011

POETA DESCONOCIDO

POR QUÉ VINISTE?
(Autor desconocido)

Si ya te vas amor… por qué viniste?
Si como un peregrino en la noche
a mi puerta llamaste y me tendiste
tus manos con gentil derroche
de cariño y fulgor…por qué viniste?

Si al silencio de la noche fría
te escapaste robándome la calma,
y el tesoro de paz que se escondía
en el rincón más íntimo del alma;
si me habías de dejar tan sola y triste
por qué viniste amor?...Por qué viniste?

Eras tan bueno, tan discreto amigo
que en dulces horas de feliz locura
mil emociones compartí contigo,
sin saber ¡Ay! que mi ternura
prestaba asilo y cariñoso abrigo
al falaz robador de mi ternura.

A dónde vas en tu pirata nave!
sobre el mar infinito del olvido
dejando un corazón cual queda el ave
huérfano, solo, sin vergel, sin nido.

Tú sin decir adiós te vas cantando
hacia paisajes mágicos risueños.
A mí me queda el corazón llorando
sobre la blanca tumba de mis sueños.

Por qué si te acogí bajo mi techo
tan rumoroso, solícita y confiada
cual un longinos me rasgaste el pecho
y en un calvario de dolor por lecho
me abandonaste al fin encrucijada?

Con el alma balsámica y ardiente
a mi boca de púrpura gloriosa
acérqueme hasta ti tímidamente
a darte el corazón como una rosa.

Pero tú te alejaste con desvío
de mi ingenua pasión
y se perdió mi voz en el vacío
pues tus labios ya no me contestaron
y mis manos curiosas sólo hallaron
el trágico silencio de tu ausencia.

Yo era una rosa blanca y perfumada
que entreabrió su corola en el estío
donde guardaba miel embalsamada
y gotas inviolas de rocío.

Pero llegaste tú como una abeja
dorada y musical a mi corola
y creyéndote preso entre mis rejas
te vi volar, por el azul…y solo
quedó en mi alma una indecible queja.

Sin embargo en mi angustia te perdono
porque fuiste galante y amoroso
como un ramo de adelfas olorosas
desplegadas en vos sobre en mi encono
y poblaste mi cielo soledoso
con un vuelo de blancas mariposas.

Viniste a mí con un rumor tan suave
como un rose de brisa embalsamada
en el mástil errante de una nave
cual se posa en la tarde desolada
sobre la rama solitaria un ave.

Fuiste como una música celeste
que hechizó mis oídos un momento
como una flor ingrávida y agreste
que una tarde de abril deshojó el viento.

Adiós amor…que alumbren las estrellas
mi camino de nieblas tormentosas.
Yo seguiré tus perfumadas huellas
y en el santuario de esas viejas cosas
que amábamos por delincuentes y por bellas,
guardaré siempre tu recuerdo triste.
Amor, ingrato amor… por qué viniste?

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