Campesino, trabajador, vive lejano,
Le arranca a un risco sin tierra comida,
Con un pedazo de machete, se gana la vida,
Alimenta a sus hijos, se llama Silvestre.
Al pie de la cementera, cayó tiroteado
Unas sucias manos, arrancaron sus dignos harapos,
Y fue presentado de camuflado.
Silvestre, sin vida, sin tierra, sin suerte.
Los hijos de la tierra arrancados,
Inician la vida de desplazados,
Rancho de lata, hambre, frio, dolor sin olvido,
La ciudad también los mata.
Carlos Mario Pereira.
Sept. 10/2011
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